El Coliseo es una fabulosa construcción del Imperio Romano, ubicado hoy en día en el medio de la ciudad de Roma, literalmente en el corazón de la ciudad. Seguramente lo hayan visto en famosas películas, como lo fue por ejemplo “Gladiador”. Pero… qué es el Coliseo? O mejor dicho, qué fue? Para qué se usó? Vamos a empezar haciendo un poco de historia.
Es un Anfiteatro construido en el siglo I, que originalmente se llamaba “Anfiteatro Flavio”, pasando luego a llamarse de la forma que lo conocemos hoy por la gran estatua que había cerca, de “El Coloso de Nerón”. No se sabe exactamente quien lo hizo, como sucede con muchos edificios de la época, ya que estaba dirigido a brindar gloria a los emperadores que lo mandaron construir y no al arquitecto que diseñó la obra.
Para la antigüedad de su construcción y su gran carga histórica, es uno de los monumentos con tanta historia mejor conservados en el mundo (si bien su estructura está seriamente dañada debido a los terremotos y la extracción de piedras que nombraremos más adelante), y de los más famosos de la antigüedad clásica. Seguramente puedan apreciar si lo visitan, que se realizan generalmente tareas de restauración para evitar se continúe deteriorando.
En 1980 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
En el Coliseo se realizaban luchas de gladiadores y espectáculos públicos. Todo el subsuelo era un complejo de túneles y mazmorras (el “hipogeo”) en el que se alojaba a los gladiadores, a los condenados y a los animales. El suelo disponía de varias trampillas y montacargas que comunicaban con el sótano y que podían ser usadas durante el espectáculo.
Tenía capacidad para varios miles de personas, y en su inauguración, que duró según dicen cerca de 100 días, murieron decenas de gladiadores y fieras salvajes (en su mayoría importadas de África: Leones, Rinocerontes, Jirafas, Hipopótamos, Elefantes, Panteras, Cocodrilos) que dieron su vida por el placer y espectáculo del pueblo… luego de esto, el Coliseo se usó durante aproximadamente 500 años. Se calcula que en los juegos que allí se celebraban murieron alrededor de 200 mil personas.
Además de estos juegos, también se dice que se celebraban unas batallas navales espectaculares que requerían inundar la arena de agua. La estructura tenía un avanzado sistema de canalización de agua, lo cual permitía llenar y vaciar rápidamente el piso inferior.
Esto último ha sido objeto de debate por los historiadores, ya que, aunque llenar el edificio de agua no hubiera presentado problemas, no está claro cómo podían haber hecho que la arena fuese impermeable, ni si hubiera habido espacio suficiente para que los barcos de guerra se moviesen. Se ha sugerido que las fuentes hablaban de otro lugar, o que el Coliseo tenía en sus orígenes un ancho canal inundable que iba hasta su eje central, y que posteriormente habría sido sustituido por el hipogeo.
Más adelante en el tiempo, el Coliseo sirvió como refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera. De él se tomaron las piedras que se desprendieron producto de un terremoto ocurrido en 1349 y con ellas construyeron grandes palacios, iglesias (incluido el Vaticano), hospitales y otros edificios de Roma. Incluso en la edad media se dice que la arena se transformó en un cementerio. Durante la época moderna continuó usándose como cantera para obtener piedras y cal. Esto fue así hasta 1749, cuando Benedicto XIV consagró el monumento como lugar santo.
Fue recién a fines del siglo XIX que se excavó la estructura bajo la arena, y volvió a ser símbolo de la gloria de Roma. Aquí comenzaron una serie de obras para estabilizar no solo este monumento, sino muchas de las obras antiguas. En el año 1820 se terminaron varios “contrafuertes” que se pueden ver claramente, y que sostienen la estructura al punto de que se dice que sin ellas el edificio se hubiese derrumbado a la fecha. El proceso de conservación y mejora siguió desde esa fecha hasta el día de hoy.
En cuanto a la fachada de la estructura, se articula en cuatro órdenes, cuyas alturas no se corresponden con los pisos interiores. Tiene columnas de orden jónico, corintio y compuesto… aunque no soy una conocedora de los términos arquitectónicos, está bueno saberlo!
Actualmente, uno de los usos del Coliseo (además del turismo) es la procesión del Vía Crucis presidida por el Papa, los Viernes Santos. Se pusieron cruces en varios puntos alrededor de la arena y cada viernes Santo el Papa encabeza una procesión al anfiteatro en memoria de los mártires cristianos. Las cruces las podrán ver al ingresar al recinto.
Como podrán apreciar, es un lugar con muuucha historia!!
Cómo llegar:
Como dijimos al principio, el Coliseo Romano se encuentra en el corazón de la Piazza del Colosseo, muy cerquita del Palatino y el Foro Romano, lugares también super recomendados para visitar.
Por esto, llegar a él es muy fácil usando el transporte público de Roma, tanto el Metro como el bus.
En metro, debes tomar la línea B y bajarte en la estación que se llama “Colosseo”. No hay forma de perderse, ya que cuando sales de la estación te das de frente con el Coliseo!! Simplemente deberás cruzar la calle.
En caso de preferir el bus, hay varias líneas que te dejan cerca, por ejemplo las números 75, 85, 117, 175, 186, 810 y 850.
Obviamente, es parada obligada del bus tour de la ciudad, en caso de que elijas esta opción. Por nuestra parte te recomendamos hacer la ciudad caminando y en transporte público, ir descubriendo todos los monumentos en medio de la ciudad, literalmente “a la vuelta de la esquina”, es mágico y le da un encanto fabuloso.
El Coliseo se puede rodear caminando para ir tomando fotografías de su estructura desde afuera, es realmente muy bonita.
Entrada:
Actualmente, el precio es de 16 euros e incluye entrada al Monte Palatino. Generalmente hay filas muy largas, por lo cual te recomendamos llegar temprano para tratar de evitar esto o al menos ganar tiempo.
Escuchamos hablar del “Roma Pass”, un pase que te permite hacer el uso del transporte público por tres días y tiene la entrada incluida al Coliseo. Como no la utilizamos no podemos darte una opinión al respecto, pero según nos han dicho, se ahorra mucho tiempo a la hora de entrar con ella.
También puede adquirirse la entrada en el Palatino, es una entrada combinada y suele haber menos gente.
El horario de visita es todos los días desde las 8:30 hasta una hora antes de la puesta del sol aproximadamente, les recomendamos igualmente chequear esta info antes de su visita ya que puede sufrir cambios.
Realmente vale la pena ver esta maravilla por dentro, podemos verla desde distintos puntos y hacer buenas fotografías, incluso panorámicas. Es realmente increíble poder visitar un lugar con una historia como la que tiene el Coliseo, y donde han pasado tantas cosas a lo largo del tiempo!
Se puede ir con tour guiado o con audioguía, eso dependerá en lo que ustedes prefieran. También pueden bajar de internet su propia audioguia y llevarla en su celular… no les costará nada, y seguramente será mucho más cómodo su manejo, pudiéndolo escuchar en cualquier momento (incluso cuando esperan o mientras descansan en algun lugar).
Les recomendamos también que si tienen tiempo, visiten este lugar por la noche. Si bien a esta hora no se puede visitar por dentro, es una imagen muy bonita ver el Coliseo iluminado, y totalmente distinta a lo que se ve durante el día!
Roma es una ciudad increíble, con historia y arte cada dos pasos, que realmente vale la pena conocer y explorar…y el Coliseo es realmente una maravilla a la cual vale la pena dedicarle tiempo 🙂
Y vos, ya lo conoces? Estás pensando en ir? Que opinas? Escribinos debajo!!